Mi experiencia con Google Stadia
El pasado 6 de junio decidí hacerme con uno de los packs Founder’s Edition de Google Stadia. Lo hice tras ver la conferencia de la GDC en la que Google presentó la plataforma y compartió con nosotros su peculiar visión de lo que definió como “el futuro de los videojuegos”.
Haciendo una suma mental rápida, un Chromecast Ultra (o un dispositivo equivalente como la Xiaomi Mi Box S) se vende por alrededor de 60 € y el mando para Stadia (bautizado en un alarde de originalidad como “Stadia Controller”) tiene un PVP de 69 €, por lo que los 129 € que Google pedía por su Founder’s Edition bien valía el hardware dentro de la caja. El pack también incluía 3 meses de Stadia Pro — una suscripción que te permite jugar a la máxima resolución, 4K/60fps, en los títulos que lo permitiesen— , el videojuego Destiny 2 y todas sus expansiones, un emblema de fundador y la promesa de poder acceder al servicio antes que nadie para reservar tu alias en la plataforma.
Semanas antes del lanzamiento, varios medios se hacían eco de un cambio de parecer en esa promesa: las Founder’s Edition comenzarían a llegar “a partir” del 19 de noviembre, fecha de lanzamiento de Stadia y tanto los códigos de acceso (indispensables para poder registrarte o jugar) como las propias ediciones físicas se enviarían en estricto orden de compra. Incluso con ese cambio, al haber realizado el pedido el mismo día de la presentación —de hecho, unas pocas horas después de la conferencia — , seguro que llegaría para el día de lanzamiento… ¿verdad?
Pues bien, avancemos hasta el famoso Día D (de “decepción”). 19 de noviembre. El estado del pedido sigue como “Pendiente de envío”, a pesar de que el lanzamiento de la plataforma está programado para las 18 horas de esa misma tarde. Ya sabéis lo que dicen, las penas compartidas bla bla bla así que, aún con la espinita clavada, me metí en r/Stadia (un subreddit dedicado a la plataforma) para comprobar, atónito, como cientos de usuarios se encontraban en mi misma situación. Parece ser que ningún pedido realizado en UK o Europa llegó a enviarse antes del día de lanzamiento, mientras que en Estados Unidos ya habían comenzado a servirse reservas realizadas a finales de junio.
Aun así, el no disponer del hardware el día del lanzamiento no era un problema. Tal y como uno de los empleados de Google definió en un reciente AMA, “Stadia no es una caja”. Con tener el código de acceso es suficiente para registrar tu alias desde la aplicación de Stadia para iOS o Android y ponerse a jugar desde un ordenador con una conexión a Internet decente. Y llegaron las 18 h., pero lo que no llegó fue el código. Y se hizo de esperar, vaya que sí.
Media hora antes de medianoche, por fin, un sonidito familiar me notificaba de la llegada a mi bandeja de correo del dichoso código de acceso que rápidamente utilicé para registrar “Fran” como mi nick dentro de Stadia.
Una de las cosas que más he tenido que corregir a la gente cuando me pregunta sobre Stadia es la idea generalizada de que la plataforma es un “Netflix de los videojuegos”. El concepto de pagar una suscripción para poder jugar a todo el catálogo de juegos de Stadia no es el actual modelo de negocio que ha planteado Google para su producto y se asemeja más al de una consola tradicional en el que cada título tiene que adquirirse por separado, según Google, a “un precio similar al de las otras plataformas”. El pago de la suscripción te permite acceder a servicios premium como una mejor calidad de imagen o una reducida selección de juegos que se añaden de forma gratuita cada cierto tiempo a la suscripción (algo similar a lo que ofrece PlayStation Plus). En ese aspecto, el servicio se encuentra en clara desventaja frente a otros planteamientos como el Game Pass de Xbox, que ofrece un amplio catálogo de juegos por una mensualidad fija.
Llegó el momento de la prueba de fuego: jugar un título en Stadia. Por el momento, la compra de juegos solo puede realizarse a través de la aplicación para móviles así que antes de encender el ordenador, eché un vistazo al catálogo de juegos disponible y me decanté por GYLT, el exclusivo de Tequila Works. Jugar a un juego en Stadia requiere de un dispositivo capaz de ejecutar Chrome (para escritorio), acceder a stadia.google.com y ejecutar el juego deseado.
Dejadme deciros una cosa. Como experto videojuerguista cuyas sesiones de juego se han visto mermadas innumerables veces por actualizaciones de sistema, instalaciones, reinicios, parches, drivers y demás, la experiencia de poder comprar un juego y poder jugarlo 10 segundos más tarde fue catártica. Realmente es así de sencillo. En PC, la combinación de teclas Alt+Tab abre un menú contextual que te permite saber en todo momento tu calidad de conexión y la resolución a la que estás jugando, el estado de tu perfil, tus amigos y un menú para conectar el Stadia Controller. Me sorprendió gratamente que, incluso de salida, hubiese soporte para casi cualquier combinación de teclado o ratón, mando o micrófono, lo que permite jugar a Destiny 2 en equipo y con chat de voz. Eso sí, la jugabilidad con menos input lag se consigue jugando con el propio Stadia Controller, que al conectarse directamente al servidor a través de Internet, garantiza la menor latencia.
Un poco atemorizado por la mala experiencia que otros influencers o miembros de la prensa tuvieron con la plataforma — quién no ha visto el famoso gif del reportero del Washington Post — he de decir que, en mi caso, la jugabilidad ha ido como la seda, con un input lag muy similar al que ofrecen otras consolas. Para mi primera prueba, jugué a GYLT a 1080p/60fps (el máximo que, por el momento, te permite Stadia desde un navegador) con el ordenador conectado a un Internet de 300 Mb simétricos a través de WiFi 5G.
Aquí tenéis una pequeña muestra de los primeros minutos de @gyltthegame corriendo en @GoogleStadia. WiFi 5G, 300 Mb simétricos de Tuenti. ¿Dónde está el lag? #lodeStadia pic.twitter.com/lBkTLTynxz
— Francisco J. Galdo (@fjgaldo) November 20, 2019
La segunda prueba de Stadia en ordenador la hice en un MacBook Pro 2018 conectado por cable a la red Gigabit de la empresa en la que trabajo. En este caso, esperaba encontrarme con los bajones de rendimiento característicos de una red corporativa protegida con varios cortafuegos ya que, para funcionar correctamente, Stadia requiere un rango concreto de puertos disponible. Sin embargo, la experiencia fue exactamente igual que en casa y logró convencer a varios compañeros incrédulos.
El 21 de noviembre, dos días después del lanzamiento oficial, me llegó la Founder’s Edition. La configuración inicial del Chromecast he de reconocer que me resultó algo confusa al depender de dos aplicaciones. La primera, Google Home, es la que se encarga de poner a punto el Chromecast (asignarle una habitación de la casa, conectarlo a una red WiFi, descargarse las actualizaciones…) y la segunda, la propia aplicación de Stadia, es la que se encarga de enlazar el mando y habilitar el acceso al servicio.
Una vez realizada la configuración inicial (no más de 5 minutos incluyendo la actualización del Chromecast) la experiencia de uso de la interfaz de Stadia en un Chromecast Ultra es bastante similar a la de PC. Un título recién adquirido a través de la aplicación para móvil aparece inmediatamente disponible para iniciar. Tras pulsar el botón de Play ¡bam!, el juego se inicia al instante.
En pantalla grande, los juegos lucen espectaculares. Una de las primeras cosas de las que me percaté al jugar a GYLT a 1080p en el ordenador, es que en las zonas oscuras (y creedme, GYLT tiene bastantes) se pueden apreciar algunos artefactos de compresión producto del propio stream; sin embargo a 4K (y con HDR activado) no pude encontrar defecto alguno. Huelga decir que a pesar de que Stadia es capaz de llegar a una resolución 4K/60fps, la calidad final viene determinada por el renderizado interno en el que los juegos se ejecutan dentro de la plataforma. Mientras que títulos como GYLT, Tomb Raider: Definitive Edition o Farming Simulator 2019 sí que alcanzan la resolución prometida, otros como Destiny 2 o Red Dead Redemption 2 se renderizan a una resolución o con una tasa de refresco menor y luego se reescalan. Según Google, el que un juego se vea en Stadia mejor o peor que en otras plataformas dependerá exclusivamente del desarrollador.
Tras un par de semanas probando la plataforma, tengo sentimientos encontrados. ¿Cómo puede ser que Google haya logrado resolver el problema del billón de dólares: ofrecer un servicio de juego por streaming con mínimo input lag y la hayan fastidiado en todo lo demás? Un lanzamiento desastroso, una comunicación que brilla por su ausencia y un plan de negocio que no parece estar a la altura de sus competidores y que, de alguna forma, no llega a desmerecer la calidad del producto y la comodidad de poder jugar al instante a un catálogo de juegos con solo disponer de una conexión a Internet.
Si estás pensando en suscribirte, te diré lo mismo que le he dicho a todos los que me han preguntado al respecto: si no te corre prisa, es mejor esperarse. Sin duda tiene un gran potencial e incluso ahora mismo podrías jugar sin problemas a los títulos disponibles en el sistema, pero si no quieres arriesgarte, mejor probar suerte cuando esté disponible para todo el mundo en 2020 a través de la suscripción gratuita Stadia Base que te permitirá jugar a 1080p/60fps el título que decidas adquirir. Si decides que Stadia es para ti, siempre estarás a tiempo de convertirte a Stadia Pro.